A una distancia aproximada de 2 km. de la localidad de Illora, siguiendo la carretera en dirección a Puerto Lope, se encuentra una de las fincas de olivar más impresionantes de toda Andalucía. Los olivos tienen una edad estimada de más de 700 años, y sus perímetros de tronco superan los 3 m. Son un total de 110 olivos distribuidos de forma anárquica por una parcela de tierra de poco más de 1 hectárea.
Íllora es el municipio granadino que cuenta con el patrimonio olivarero más importante de la provincia, por la antigüedad de sus olivos, su monumentalidad, y por tratarse de la variedad Lucio, una variedad autóctona cargada de historia.
No hay que ser extremadamente sensible para dar un paseo por estos olivos sin que acudan a la imaginación innumerables episodios históricos, unos novelados, y otros tan reales como la tala de olivos que llevó a cabo el Adelantado de Andalucía D. Diego de Rivera en el año 1430 en esta zona, y que gracias a la protección del cercano castillo de Íllora, estos olivos pudieron ser salvados.
Casi 700 años más tarde, estos mismos olivos vuelven a estar en el punto de mira del hacha taladora, en esta ocasión el responsable no es D. Diego de Rivera si no la nefasta política agraria dictada desde los despachos de Bruselas, con la actitud cómplice de nuestros representantes políticos. Ha supuesto una dura lucha conseguir que los aspectos ecológicos y medioambientales estuvieran cabida en la última reforma de la PAC (Política agraria Comunitaria) y que actualmente se le conoce como “greening”, pero todavía se dista mucho para que los aspectos, históricos, paisajísticos o culturales lleguen a estar recogidos y por tanto subvencionados.
Los precios del aceite de oliva están impuestos por las explotaciones intensivas y superintensivas, con costes de producción muy por debajo de las explotaciones tradicionales, como en la que se encuentran estos olivos centenarios, y el agricultor se ve obligado al arranque de estos ejemplares si quiere que su explotación sea competitiva y viable.
La asociación Argentata, cuyo objeto social es la defensa y promoción del olivo lucio centenario, lleva a cabo una campaña de apadrinamiento para salvar de la tala a este tipo de olivo, pero la subvención que a través del apadrinamiento pueden hacerle llegar al actual propietario de este olivar es insuficiente para equipararle con los niveles de renta de las explotaciones intensivas con las que debe competir.
El Centro de Educación Ambiental Parapanda, miembro de la asociación Argentata, está estudiando la posibilidad de sufragar los gastos de trasplante de algunos de estos olivos a la parcela de sus instalaciones, y así poder salvar la vida de, al menos, algunos de los ejemplares más representativos.
La asociación Argentata espera que con la difusión de este tipo de noticias y las acciones solidarias del Centro Educativo Parapanda, se llegue a concienciar a un número suficiente de la población como para motivar las políticas de subvenciones agrarias y lleguen a incorporar entre sus objetivos la defensa de los valores patrimoniales de los olivos lucios centenarios, antes de que sea demasiado tarde, y evitar así su desaparición.
Asociación Argentata